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 Personalidades

Stéphanie Félicité du Crest, condesa de Genlis. (25 de enero de 1746-31 de diciembre de 1830)  

Conocida también como Madame Brûlart, fue una escritora y artista francesa. Creció en Champcéry y recibió una esmerada educación dentro del seno de una familia noble venida a menos. Admirada por su gracia y su maestría al tocar el arpa, en París, consiguió atraer todas las miradas, y con dieciséis años contrajo matrimonio con el conde de Genlis, Charles Alexis Brûlart. Tiempo después, y gracias a los contactos de una tía suya, Stéphanie comenzó a trabajar en la corte como institutriz de todos los hijos de los duques de Chartres. Tenía veinticuatro años.

Fue entonces cuando empezó a escribir, dotando a sus obras de fines educativos y plasmando en ellas sus teorías sobre la enseñanza. Vieron la luz así, entre otros, los cuatro volúmenes de Théâtre d’éducation (1779-1780), las comedias cortas para jóvenes Les Annales de la vertu (1781) y los tres volúmenes de Adèle et Théodore (1782), publicados el año en el que se separó de su marido.

Cuando estalló la Revolución Francesa, la escritora se puso a favor de los revolucionarios, y después de la caída de los girondinos se refugió en Suiza con una de sus alumnas: Madamoiselle d’Orléans. Cuando volvió a su país natal contó con el apoyo de Napoleón, que le concedió una pensión de seis mil francos. Incluso hay quien apoya la teoría de que era una de sus espías, debido a la numerosa correspondencia que se intercambiaron.

Stéphanie no dejó de escribir, embarcándose en diversas novelas históricas, con grandes éxitos como Mademoiselle de Clermont (1802), sin dejar de abordar ensayos sobre los temas que más le interesaban, como De l’influence des femmes sur la littérature française (1826). Cuando falleció, el 31 de diciembre de 1830, había dejado publicadas, entre prosa y poesía, más de ochenta obras, entre las que se encontraban sus memorias.

Su éxito fue tal en toda Europa que en España también se tradujeron algunos de sus libros, aunque no los de tono más revolucionario. Así aparecieron Plácido y Blanca o Las Batuecas (1826) Adela y Teodoro, Inés de Castro: novela tomada de la historia de Portugal (1832) y Zuma o el descubrimiento de la quina (1827), entre otros. Pero si en un lugar se tradujo lo más destacado de su producción, y con gran éxito y fidelidad por parte del público, fue Gran Bretaña.

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