Pilar las castañas
El día 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, se celebra en muchos lugares de Las Hurdes la típica fiesta de “La carvochá”, actividad que gira en torno a un producto como es la castaña, muy apreciado y abundante en la zona, aunque hubo tiempos en que la enfermedad de la “tinta” secó muchos de ellos. Éste se coge tierno, maduro, propio para asarlo al fuego ritual de las “ánimas benditas”. Pero la castaña tiene su tiempo. Pasa de la ternura a la maduración completa, es decir, al secado natural, de donde se obtiene un fruto duro que sirve para múltiples usos.
Una vez ya seca hay que quitarle la cáscara que no sirve. Esto se hace metiendo las castañas en un saco de arpillera, y entre dos personas se le dan golpes en el suelo para que salga la cáscara y quede el fruto al descubierto. Una vez machacadas, se limpian y se conservan para todo el año, que servirán para cocerlas con leche (socochones, postre típico o antaño comida de pastores, al que añadían trozos de tocino para darle más consistencia) o cocidas como pienso para alimentar a los marranos que se criaban en las cuadras para la matanza de diciembre.