Mito. Las encojujás (Cambroncino)
IDENTIFICACIÓN
Son brujas malvadas que habitan en todos los valles hurdanos. Como son vecinas de los pueblos, no les gusta que las vean, por eso cuando llega la noche se transforman en lechuzas o en puntos de luz
HÁBITAT
Uno de sus lugares de reunión era el barrio del Teso, cuyas casas mueren derruidas a unos pocos metros de Cambroncino. Sus últimos moradores afirmaban que no era difícil verlas reunidas en aquellas estrechas calles, riendo a carcajadas ante tremendas hogueras cuyo humo se elevaba hasta los fríos picachos que vigilan la zona.
MOMENTO ÓPTIMO DE OBSERVACION
Por la noche.
CÓDIGO DE CONDUCTA EN CASO DE ENCUENTRO
Suelen entrar en las casas por cualquier rendija, transformadas en pequeñas lucecitas. Así llegan hasta las habitaciones y aprietan el pecho de los durmientes hasta hacerles despertar angustiados.
Otra de sus aficiones es secuestrar a los bebés, sacarlos de sus cunas y esconderlos en los lugares más inverosímiles, consiguiendo que la familia se vuelva loca buscándolos. A veces los pequeños aparecen en la casa del vecino, o en una casa abandonada, en un corral, en una bodega o en lo alto de un monte.
Uno de remedios conocidos para defenderse de la encorujá es hacer guardia durante toda la noche y colocar una prenda de vestir formando una cruz sobre la cama. Cuando la encorujá, convertida en punto de luz, entre en la habitación y vea que ha sido descubierta, no solo se asustará y se marchará, sino que además lo hará para siempre.
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