Mito. La malgüehtia (Casares de Las Hurdes)
IDENTIFICACIÓN
Tenebroso y ruidoso cortejo de muertos y diablos que llega volando por los cielos al ser avisada por el viento solano de que alguien está a punto de morir, para llevarse su alma.
A la cabeza camina el Macho de La Malgüehtria, un enorme macho cabrío, con una cornamenta de casi dos metros, y detrás del todos los demás: gente de muerte llegadas de otros mundos, pequeños y grandes, armados con horcas y guadañas, algunos en figura de esqueletos y calaveras, otros enmascarados o con los rostros tiznados. Algunos cantan, otros dan alaridos, otros brincan, otros tocan los campanillos y otros el tamboril, en una extraña algarabía.
Cuando aterrizan en la tierra caminan de modo extraño y algunos arrastran cadenas por el suelo. Van dejando un rastro de llamas que no queman, como hogueras sin fuego. Suele preceder su aparición una gran ventolera y toda una alocada sinfonía de ladridos de los perros de la aldea, pero cuando entran por las primeras casas de la población, los perros dejan de ladrar y caminan tras el cortejo.
Entran en las casas a través de las pizarras del techo, y entonces se vuelven invisibles y se llevan el espíritu del muerto, trepando con él, a través de los lares. Atan el alma del difunto, que tiene forma de feto, encima del macho cabrío, y emprenden entonces el vuelo, atravesando los siete estadios del cielo, hasta llegar al desierto donde se agolpan las animas inquietas.
HÁBITAT
Habitan en el otro mundo, y solo descienden hasta las Hurdes para buscar almas, aunque hay pastores que las han avistado desde las majadas del “Bunal de la Sartinijilla”.
MOMENTO ÓPTIMO DE OBSERVACION
Justo antes de la muerte de algún vecino.
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