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Cuento. La pajarita de Nuestra Señora

Esto es de cuando Jesucristo andaba por las tierras de Judea, cuando ya lo andaban buscan pa matarlo, que estaban encapricháos los sacerdotes de los Judíos con los romanos, y ya salierun en busca de él. Pero, miera por donde, los Apóstoles o los discípulos de Jesucristo la pensaron bien pensá. Y Jesucristo iba en una borriquita. Y dicin: “Lo que tenemus que hacé es cambiarle las herrauras a la burriquita. Se las ponemus al revés, lo de alanti pa¡trás, y lo de atrás, pa’lanti. Así que cuando vengan los soldados detrás, pos se confundirán y tomarán el camino al revés.

Y claro, los Judíos no daban con él. Si Jesucristo y los apóstoles iban por un lado, ellos iban por el lado contrario, porque las pisás iban al revés, que las herraúras iban cambiás. Y así un añu tras otru, y nunca daban con él. Pero claro, llega ya el tiempu en que las herraúras se habían desgastau. Se les desgastarun las herraúras a la borriquita. Y decían: ¿Y qué hacemos ahora?

Pero Dios aprieta, pero no ahoga. Con que ya hubo un chivatazo y le tomarun las huellas a la burriquita. Serían ya las huellas sin herraúras, que se habían desgastau.

Y dicin los romarno y los judíos: “Esta es la nuestra; a éste le hechamos ya el guante”.

Pero resulta que esos pajaritus, -¿cómo los llaman?-, ¡ah, sí, la pajarita de Nuestra Señora, pues esus pajaritus que andan siempre por los caminos y en los arroyos, que están siempre moviendo la cola, cogían y se ponían siempre detrás de la burriquita, y con la cola iban borrando las pisás, las borraban todas.

Y ya estaban los Judíos y los romanos desesperaos: “Pero, estu no puedi ser, que no vemus ni una huella de la burriquita esa”.

Así pasaron otrus cuantus añus, hasta que ya un día uno de los suyus le traicionó, que fue Judas, Judas Iscariote, el que mató a su padre con un garrote. Y por eso, a esus pájarus le pusierun el nombre de “Pajaritas de Nuestra Señora”, porque dicin que las había enviado la Virgen pa que borraran las huellas de la burriquita, y así no pudieran predé a su hijo.

 

Teófilo García Hernández (Cambrón). EN: El Correo jurdano, n. 20, (jun. 2000), p. 18.

 

 

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