Cuento. El viento olvidado
El viento olvidado
"Esto pasaba, ¿no?, que con el tiempo nadie estamos de acuerdo, porque cada cual pedimos el tiempo, lo que preferimos: el agricultor pide agua, el veraneante pide sol, el otro pide..., en fin, que Dios llegó un momento en que se vio aburrido de que, claro, todos le pedimos lo que nos va bien; y Dios, cansao de eso, bajó y le dice a uno, le dice:
-Mira, tú me estás molestando to el año, no estás conforme con nada de lo que hago. Este año va a dirigí tú el clima, o sea, te lo dejo de tu mano.
Bueno, pues él siempre decía:
-Bueno, pues esto está seco, vo a pedir agua.
Cogía y pedía agua, bum, llovía. Pedía nieve, pues nevaba. Pedía sol, pues sol. Caro, oye, vino la floración de los granos, pues le pedía. Pa las flores, va, un tiempo excelente, tal. Y pa las yerbas:
-Agua -dici- y sol, y tal.
Pero, caro, como eso nadie está conforme con ello, pos una cosecha de la hostia: el trigo, pus grande, unas espigas largas; la fruta, na, la fruta, como no había na, pos... Ya, cansao, cuando se recogen las mieses, baja y dice:
-Bueno, ¿qué tal te ha ío este año con el clima?
Dice:
-Fatal, porque, sí, ha habido mucha paja, mucha floración, pero lo demás, nada.
Y le dice:
-Eso, para que veas lo difíci que es. Tú te olvidaste de lo más importante: Yo, a veces, os mando, no lo que pide uno o lo que pide dos, os mando lo que de verdá se necesita; y, si lo que aquí falta, lo pongo allá. Te olvidaste del viento.
Dice:
-Qué razón tienes.
Y ya está. Na más. Sin el viento, pues no hay polinización ni hay refirgeración para la fruta, ¿no?, que se pudre to... Ya está. No hay más."
[Aceitunilla. Gonzalo Martín Encinas, 44 años. 6 de agosto de 1997]