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Cuento. El chivo que se convirtió en demonio

Érase una vez un hombre al que se le perdió un chivo. Y como el animal tardaba en aparecer, pues tomó el camino del monte y se internó en él. Comenzó a dar voces: ¡chivito, chivito! Al poco rato, apreció el chivo, que venía berreando, berrea que berrea.

El hombre creyó que era el chivo suyo, el que se había perdido, pues había mucha niebla en el monte y no se distinguían bien las cosas. El caso es que el hombre se cargó el chivo a cuestas y se dirigió camino a su casa.

Anda que te andarás con el chivo cargado a las costillas, el hombre notó que el chivo cada vez pesaba más y más. Iba sudando ya del peso que llevaba. Por fin, llegó a la puerta de su casa y bajó el chivo al suelo. Pero cuando lo iba a colocar en el suelo, se oyó una voz ronca que dijo: “Ponme con cuidado, que me haces daño”. Y entonces, aquel chivo se convirtió en el diablo. El hombre, todo asustado, se metió rápidamente en casa. Estuvo a punto de morir de la impresión, pues no era para menos.

 

Mari Cruz Martín Martín. EN: El Correo jurdano, n. VII, (abril 1996), p. 21.

 

 

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